Como ya indiqué en la reseña anterior, el éxito de lo que se ha dado en llamar novela gráfica ha propiciado la irrupción de una nueva hornada de autores que plantean una serie de obras con tintes autobiográficos desnudando, a menudo, lo más íntimo y personal de sus vidas y dejando que sus sentimientos y emociones sean del dominio público.
Existe un segundo grupo de autores que muestran sus vidas a través del entorno que les rodea y el modo subjetivo en que afrontan esas experiencias suponen un aporte más enriquecedor que la disertación insustancial de las neuras y paranoias de otros autores más introspectivos.
Guy Delisle es un autor de cómics canadiense que ha hecho de sus viajes el eje central de su obra. Ha recorrido el mundo por motivos de trabajo o acompañando a su pareja, que trabaja para la organización Médicos Sin Fronteras, a países que podríamos denominar conflictivos, o al menos, poco atractivos turísticamente.
Pyonyang fue su primera gran obra en éste sentido y narraba el choque cultural que producía a un occidental la vida y costumbres de un país anquilosado y cerrado en sí mismo como es Corea del Norte, con los conflictos que surgen del desconocimiento de la idiosincrasia propia de otras sociedades alternativas a nuestra visión occidentalizada del mundo.
Crónicas de Jerusalén sigue esa estela. Delisle nos muestra su visión del enfrentamiento palestino-israelí a lo largo de todo un año de residencia en esa ciudad y, como refleja su estilo, no lo hace desde un punto de vista crítico ni partidista. Se muestra como un personaje curioso, que vagabundea por las calles de Jerusalén observando el devenir y actitudes de sus habitantes, enmarcados en las tres religiones que tienen su origen en esta ciudad y cuáles son las razones de esa rivalidad ancestral por el arraigo a una tierra que todos consideran tocada por la mano de Dios.
El autor usa la ironía y el humor, alejándose de los convencionalismos de los típicos cuadernos de viajes que tienen un acercamiento más complejo y trascendental al lugar que muestran. Delisle realiza visitas por los distintos territorios, ocupados por israelíes o palestinos, que conforman una ruta llena de controles de seguridad, muros de separación y guetos cerrados. Enseñándonos la idiosincracia de una sociedad que tiene más en común que diferencias.
El estilo gráfico del autor llena las viñetas con un dibujo simple y esquemático, pero que hace prontamente reconocible los lugares emblemáticos de Jerusalén sin necesidad de un trazo detallado y que va al concepto de una manera suelta y sin estridencias.
Un tebeo que muestra un conflicto ancestral de un modo diferente, y en ocasiones divertido.
Ah… casi se me olvidaba… ¡FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO 2014 LLENO DE CÓMICS!
4 respuestas
Este cómic sí que lo he leído y comparto tu calificación. A mí me gusta Delisle. Muchos le acusan de no mojarse "politicamente" o "ideológicamente" en este cómic ambientado en un lugar tan delicado y polémico como Jerusalem. Como tú bien dices Delisle se limita a observar desde un distanciamiento teñido de humor, pero sin ironía. Aún así yo disfruté de su lectura. Feliz navidad.
Muy buena crítica. Enhorabuena, Jesús. No lo conocía, pero ya me has abierto otra frontera, gracias.
Un abrazo y Feliz Navidad a Todos!
Efectivamente, este tebeo mola porque, entre otras cosas, es de esos con los que se aprende. Sin ser lo mismo, ni tampoco el tema es tan relevante para la historia contemporánea, me atrevería a recomendar "Así calló Zaratustra" de Nicolas Wild, que entraría en la misma categoría, aunque quizá no totalmente en el mismo género específico. Felices fiestas y a leer!
Gracias, compañeros… Vuestros comentarios me animan a seguir en esta insólita aventura con renovados bríos