Peter Pan es un personaje que siempre ha sobrevolado por nuestros sueños desde que fue creado por el escritor escocés James Matthew Barrie para la obra de teatro homónima en 1904.
El niño que nunca crece, que deja volar su imaginación, literalmente, ha sido objeto de revisiones, adaptaciones de todo tipo y sesudos estudios, prácticamente desde el inicio de su aparición.
Hoy vamos a hablar de una de esas adaptaciones, en esta ocasión, y como no podía ser de otra forma, al noveno arte.
Peter Pan, del dibujante francés Regis Loisel se trata de una acertada y certera versión de la obra de Barrie manteniendo toda la esencia del libreto original y mostrando aspectos nuevos que profundizan más en los personajes principales.
El Peter Pan de Loisel no se parece al reflejado por la versión disneyniana por todos conocida. Su única semejanza es el nombre de los personajes y los escenarios, pero no podía haber dos versiones más opuestas. Loisel nos narra la historia de un niño que vive en el Londres decimonónico de finales del siglo XIX. Un niño criado en las miserables calles del East End londinense, que sobrevive haciendo raterías y pendiente de su madre, alcohólica y prostituta, de la que recibe continuas palizas. Rodeado de miseria y personajes deleznables, el único refugio de Peter serán sus amigos de un orfanato cercano, a los que suele contar fantásticas historias sobre su idealizada vida y las visitas al señor Kundal, un viejo amable que sirve como figura paterna del pequeño Pan. Viendo la mísera vida que le rodea, las mezquindades de los adultos y la lóbrega existencia que le deparará la madurez, Peter decide que no quiere crecer, desea ser un niño siempre. La llegada de cierta hada dará alas a su imaginación y volará a la isla de Nunca Jamás.
Regis Loisel nos muestra un Peter Pan descarnado, una revisión realista y amarga del clásico de J.M. Barrie. Incluso en su paso por Nunca Jamás, donde los fantásticos personajes cobran vida, indios, piratas, los niños perdidos, las sensuales sirenas y hadas (nunca se ha retratado a una Campanilla tan turbadora, sexual y celosa como la que Loisel ha creado) y las criaturas legendarias de una de las cuales toma el nombre Pan. Así como el sempiterno enemigo de Peter, un Capitán Garfio desatado y cuya historia es aún más trágica de la del propio Peter, mostrándolo como el reverso del muchacho y uniéndolo a él irremediablemente.
Si el Peter Pan de Barrie es un canto a la libertad, a la fantasía y al eterno niño que llevamos dentro, el de Loisel es un análisis de los traumas infantiles, de la carencia de afecto y la incapacidad de amar y de enfrentarse a la dura realidad.
Regis Loisel (La búsqueda del pájaro del tiempo) se enfrentó al reto de mostrar su versión del clásico de la literatura infantil, durante catorce años en seis álbumes que fueron un completo éxito desde la publicación del primer volumen, tanto en Francia, con cifras superiores a 300.000 ejemplares por álbum, como en España, donde continuamente se reedita en diferentes formatos, destacando un integral reciente de EDT con las seis partes de que consta y cuya lectura continua nos muestra el excelente trabajo realizado por el autor francés en todo su esplendor.
Un Peter Pan como no habías visto nunca, con retazos que recuerdan al Oliver Twist dickensiano. Una amarga historia, donde incluso la fantasía en un mundo como el de Nunca Jamás tiene sus trágicas consecuencias. Unos personajes que no te dejarán indiferente y que te harán preguntarte si realmente merece la pena ser un niño siempre.
Una obra maestra que no puede ni debería faltar en cualquier tebeoteca y que merece ser retomada de vez en cuando para disfrutar del excelente trabajo que nos ha regalado Regis Loisel.