«Sabe, oh príncipe, que entre los años en que los océanos anegaron Atlantis y las resplandecientes ciudades, y los años de aparición de los hijos de Aryas, hubo una edad no soñada en la que brillantes reinos ocuparon la tierra como el manto azul entre las estrellas: Nemedia, Ophir, Brythunia, Hyperborea, Zamora, con sus mujeres de cabellos negros y sus torres de terrorífico misterio; Zingara, con sus caballeros; Koth, que hace frontera con las tierras de pastos de Shem; Estigia, con sus tumbas guardadas por sombras; Hyrkania, cuyos jinetes llevan acero, seda y oro. Pero el más orgulloso reino del mundo es Aquilonia, que reina suprema en el dormido occidente.
Y allí llegó Conan, el cimmerio, cabello negro, adustos ojos, espada en mano, ladrón, asaltante, asesino, de grandes tristezas y grandes alegrías, preparado para pisotear con sus pies calzados con sandalias los enjoyados tronos de la Tierra.»
Las Crónicas Nemedias
Para muchos de los que somos admiradores del bárbaro cimmerio, esta entrada que se podía encontrar al principio de todos los números de la mítica revista La Espada Salvaje de Conan el Bárbaro, junto con el correspondiente mapa de la Era Hiboria, nos introducía en un mundo lleno de aventuras, magia, intriga, monstruos, misterios y bellas mujeres. Un mundo en el que había un protagonista absoluto y alrededor del cual surgía este maravilloso universo.
Conan el bárbaro es otro de esos personajes icónicos surgidos de las revistas pulp que acomodaban los sueños de fantasía y aventuras de los lectores estadounidenses en las primeras décadas del siglo XX, alejándolos de las penurias del día a día y de la cataclísmica crisis del 29 que quedó a los Estados Unidos en una miseria económica y social de la que gracias a dios pudieron salir al meterse en la Segunda Guerra Mundial y reactivar su economía gracias a la industria armamentística y militar.
En este contexto de crisis, un joven texano de carácter introvertido y huraño crearía un personaje al que dotaría de la fuerza y determinación que el autor pensaba que el país necesitaba para salir de la penuria. En febrero de 1932, dentro de la revista pulp Weird Tales, aparecería El fénix en la espada, el primer relato de Robert E. Howard que tendría por protagonista a Conan de Cimmeria. Heredero directo de otra creación de Howard, Kull de Valusia, Conan fue ampliamente aceptado por los lectores y el editor de Weird Tales pronto le encargaría más relatos con el cimmerio de protagonista. La hija del gigante helado, Clavos rojos, La torre del elefante o el ensayo La Era Hiboria (donde exploraba y conformaba el rico mundo donde se movería su personaje), cerca de una veintena de relatos, apuntes y cuentos inconclusos conforman la herencia literaria de Conan dejada por Robert E. Howard (el escritor se suicidaría en 1936, a los treinta años, poco después del fallecimiento de su madre) así como una novela extensa titulada La Hora del Dragón, también conocida como Conan, el Conquistador.
La novela narra cómo Conan, en el período de su vida en que ya es rey de Aquilonia, tiene que hacer frente a la invasión de su reino por parte del vecino reino de Nemedia, rival de Aquilonia en influencia y extensión. El título de la novela se debe a que el dragón es el símbolo heráldico de Nemedia así como el león es el símbolo de Aquilonia, impuesto por Conan, al que llamaban Amra (el león) cuando era pirata y que adoptó como emblema al coronarse rey. «La hora del dragón» es por lo tanto la hora de Nemedia, el momento en que este reino enemigo de Aquilonia decide jugarse el todo por el todo para apoderarse del mundo hiborio.
En la novela Conan ya ha alcanzado la madurez y es rey de Aquilonia cuando se desencadenan los sucesos. El ejército nemedio irrumpe en las fronteras de Aquilonia con la intención de penetrar en el país y someterlo por la fuerza. El rey Conan decide encabezar sus tropas para defender su territorio. Sin embargo, en el momento de prepararse para la batalla, estando todavía en su tienda de campaña sufre de una parálisis repentina, que le impide moverse y desplazarse con normalidad, un mal extraño originado por una misteriosa magia negra enviada por Nemedia para impedir que el rey capitanee sus tropas en el combate. Junto con los principales generales de su estado mayor Conan se resigna a permanecer en la tienda mientras los dos ejércitos se libran batalla, pero Aquilonia es vencida y Conan, hecho prisionero, es enviado por los nemedios a los calabozos de Belverus, la capital de Nemedia. Una vez allí, Conan consigue escapar con la ayuda de Zenobia, una muchacha reducida a la esclavitud por los nemedios. El león de Aquilonia se abre entonces paso hacia el oeste con la firme intención de recuperar su corona y de vengar los ultrajes cometidos por el dragón de Nemedia.
Conan el Conquistador o La Hora del Dragón, ya conoció una primera adaptación a los tebeos por parte de la exitosa colección dedicada al bárbaro cimmerio de Marvel Cómics. Roy Thomas, Gil Kane y John Buscema, adaptaron este clásico en los números 1 al 4 de Giant Size Conan y 8 al 10 de The Savage Sword of Conan, en 1974.
Tras la adquisición de las licencias de Conan para el mercado del cómic por parte de la editorial Dark Horse, sólo era cuestión de tiempo que se adaptase de nuevo la novela más ambiciosa de Howard. Publicado en España por Planeta-DeAgostini en dos tomos que reúnen las dos limited series USA que engloban la totalidad de la adaptación gráfica de la obra de Robert E. Howard. Cada tomo lleva uno de los títulos con los que es conocido la novela, el primero es La Hora del Dragón y el segundo, Conan el Conquistador.
De ésta adaptación se encarga el guionista norteamericano Timothy Truman y el dibujante argentino Tomás Giorello asistido al color por José Villarrubia. Manteniendo no sólo la espectacularidad propia el relato original, sino la esencia del mismo y respetando los cánones clásicos del personaje.
Ambos autores ya nos mostraron lo excelentemente compenetrados que estaban en la adaptación de El fénix en la espada. Pero es en éste díptico que su colaboración alcanza rangos de auténtica maestría. Truman nos presenta a un anciano rey Conan que relata sus aventuras a modo de narrador, mostrándonos a un personaje en la senectud de la vida que mantiene su fuerza en la mirada pero también la añoranza del amor y la juventud perdidas. Los dibujos de Giorello adquieren en esta obra un dominio absoluto del personaje en las diferentes épocas que lo dibuja, como decrépito anciano y como floreciente rey unas décadas antes, enfrentándose a las fuerzas que amenazan su reino. Logrando unas vibrantes viñetas llenas de enfrentamientos y combates a espadazo limpio, así como una descripción del mundo en el que se mueve Conan y una ambientación terrorífica, cuando el relato se mueve por episodios más fantásticos. El uso de las masas de negros y el color empleado por Villarrubia nos introducen en las intrigas entre Aquilonia y Nemedia sin que podamos ni queramos levantarnos del sillón.
Señores, ha llegado La Hora del Dragón. Conan el Conquistador está aquí para reclamar su reino.
2 respuestas
No es el Conan de John Buscema, claro, nadie puede esperar tal cosa. Sin embargo esta nueva etapa Dark Horse del cimmerio está dándonos tebeos magníficos (como el que se marcaron con ¡Richard Corben!) y devuelve a su sitio al héroe bárbaro, glorioso antecedente de muchos sucedáneos actuales de fantasía heroica que no le hacen honor a la espada y brujería original, a la que a menudo desvirtúan a ojos de las jóvenes generaciones actuales. ¡Y pensar que los derechos de Conan estarían en manos de Disney si siguiera en la Marvel…!
Genial reseña, genial obra literaria, genial autor (padre), gran tebeo, y grandes autores del mismo.
Gracias Jesus por dedicar tu espacio a mi personaje fetiche.
Un excepcional análisis. Enhorabuena!!