Parece que últimamente se ha puesto de moda reivindicar la década de los ochenta del pasado siglo XX como una etapa gloriosa de nuestras vidas. Cierto es, que gran parte de los que somos aficionados al cómic fuimos niños en esa década y tuvimos nuestro primer acercamiento a los tebeos, así como el cine, la música y la televisión en ésa época. Compartimos una identidad común de tal forma que tararear el tema de alguna de esas series o películas nos une y saca una sonrisa cómplice. La generación actual, con toda la amplia oferta de contenidos tanto en decenas de canales de televisión como la inmensa cantidad de información que provee internet, hace muy difícil que tenga ese sentimiento unitario
1985. El año de nuestra vida es un ejercicio de nostalgia. Una apuesta de Mark Millar por recuperar la maravilla que nos suponían los cómics en aquella época, poniendo de protagonista a un chaval que tendría la misma edad que la mayoría de nosotros por entonces.
Toby Goodman en un chico de unos doce años, aficionado a los cómics Marvel, que atesora como reliquias y que también le sirven como refugio para afrontar el divorcio de sus padres. Su padre también es un apasionado de los tebeos de superhéroes pero es un desastre en su vida diaria, sin empleo conocido, su única motivación es su hijo Toby. La cercanía del chico con su progenitor hace que le acompañe de visita a la antigua casa de un viejo amigo que ahora se encuentra internado en un sanatorio mental. Allí se encontrarán con unos seres extraños que parece que están de mudanza. Uno de ellos, incluso quiere regalarles los viejos cómics del amigo del padre de Toby. El chico parece ver a Cráneo Rojo asomar por una de las ventanas de la mansión. Poco después en el pueblo se producen más apariciones extrañas, como la del Buitre o Hulk. Desde ese momento, el chaval decide investigar por su cuenta lo que está ocurriendo. Una noche se acerca a la mansión y descubre algo inesperado, la existencia en el lugar de casi todos los villanos de Marvel. Parece que la ausencia de superhéroes en esta realidad les ha gustado y han venido para quedarse y hacer de las suyas. Asustado por la violencia y los desastres que ocasionan en su comunidad los villanos, Toby decide buscar ayuda en el único lugar donde sabe que podrá encontrarla, el Universo Marvel.
Mark Millar nos adentra en una de las épocas más gloriosas de Marvel, unos años ochenta donde comenzaban a despuntar las grandes sagas y donde triunfaba particularmente las Secret Wars. La obra es un gran homenaje a aquella etapa a través de la mirada de un niño que comienza a ver que todo ese mundo imaginado se está haciendo realidad frente a sus ojos así como la aparición de todos los villanos en un entorno real y ver todo el daño y destrucción que pueden causar sin que nadie pueda impedirlo. Mediante el uso de flash backs, Millar nos va metiendo en el pasado del padre y su amigo y desgranando el origen de todo lo que está ocurriendo en esa tranquila población, dejando un final agridulce. Un homenaje que también se ve a las películas de chavales de la época, como Los Goonies, Exploradores o Cuenta conmigo y que aprovecha el guionista para lanzar toda clase de guiños y referencias a los lectores de aquella época que se adentraban, por vez primera, en el proceloso mundo de los cómics de superhéroes.
Planteada inicialmente como una fotonovela (por aquello de mostrar el entorno real de Toby, lo más realista posible), pronto se desechó esa idea y se buscó a un dibujante que planteara un estilo gráfico diferente. Tommy Lee Edwards fue el encargado de mostrar ese mundo real a través de un estilo de corte obviamente realista, con un trazo ágil, rápido y enérgico, jugando con las sombras y claroscuros para mostrar ese mundo real donde se mueven con maléfica precisión unos villanos surgidos de la fantasía y cambiando radicalmente el estilo a uno más plano y menos definido, cuando muestra el universo propio de los cómics.
1985. El año de nuestra vida está publicada en forma de tomo recopilatorio dentro de la colección Marvel DeLuxe de Panini. Una edición que cuenta también en sus últimas páginas un breve reportaje de lo que supuso para el mundo y también para España aquel maravilloso 1985 tanto en cultura como deporte, música y televisión.
Una obra entretenida, nostálgica de tiempos pasados y que homenajea aquella época gloriosa de nuestras vidas, cuando esperábamos frente al quiosco, la llegada de un nuevo número de nuestro superhéroe favorito.
Un comentario
Siempre sentí curiosidad por este título. Gracias por desvelarnos sus entresijos. Parece interesante y sobre todo para nosotros, los cuarentones.