[Podéis escuchar el podcast de Canal Extremadura Radio correspondiente a este tema]
¿Recordamos cómo era la vida antes de internet? Para la mayoría de nosotrxs internet lleva en nuestras casas 14 o 15 años como mucho, y tenemos smartphones y redes sociales desde hace menos tiempo aún. Aunque un caso distinto es el de nuestros niños y adolescentes, que no han conocido otra cosa: una vida conectada a la red en todo momento. Que todo esto haya llegado a través del interés comercial y con el beneplácito y el aprovechamiento de los líderes políticos… ¿debería mosquearnos? En ocasiones algunas personas se dan cuenta de cuánto tiempo le dedicamos a estas pantallas… y se sorprenden al cuantificarlo. Podríamos preguntarnos: ¿Los temas a los que dedicamos nuestro tiempo son los que elegimos? ¿Nuestra vida social es la que queremos? ¿Tiene todo esto algo que ver la aceleración de nuestras vidas, el aumento de la ansiedad, etc.? ¿Qué está pasando con nuestra capacidad de atención y concentración y especialmente con la de nuestros niños y adolescentes?
Como cabía esperar sobre todo esto, como sobre cualquier tema, el cómic ha reflexionado y nos ofrece obras muy interesantes; muchas de ellas en clave distópica, pero nada alejada de nuestro presente… y eso es quizá lo más preocupante. Títulos como los que citaremos a continuación, además de entretenernos, nos harán pensar y nos invitarán a tomar las riendas de nuestro tiempo y, por tanto, de nuestra vida. Nos hablan de cómo estamos sustituyendo lo real por lo virtual y también de cómo resulta que hoy, en esta llamada era de la información, es más fácil manipular la opinión de los ciudadanos, difundir desinformación y sembrar escepticismo a la vez que se distrae de los problemas importantes y urgentes.
Así pues, hoy recomendaremos CÓMICS SOBRE EL MUNDO DIGITAL, es decir, que traten temas como internet, las redes sociales, lo virtual vs lo real, la verdad vs la desinformación y la posverdad, la economía de la atención, la adicción a las pantallas, etc.
– LOGOUT, de Sergi Puertas y Pier Brito (Norma Ed.) es un cómic de 2014 que no ha perdido un ápice de vigencia. Más bien, como suele pasar con estas distopías que nos hablan de un posible futuro cercano e indeseable (p. ej. la serie Black Mirror), vemos con inquietud cómo nos vamos acercando cada vez más a situaciones como las que se narran aquí. La diferencia entre lo real y lo virtual -aquí tratada desde la perspectiva de los videojuegos de inmersión total (por ej. como en películas como Existenz, D. Cronenberg, 1999)- se va borrando en un mundo en el que cada vez lo digital ofrece una alternativa más absorbente y atractiva. Frente a un futuro incierto y que se mira con pesimismo, las ofertas de evasión obtienen toda nuestra atención. Lo fácil y lo rápido vende más que el esfuerzo que cuesta enfrentarse a la realidad, ya sea porque nos vence la pereza, ya sea porque la desesperanza invita a mirar para otro realidad más amable… aunque esto nos lleve a no saber qué es lo más real. Una referencia del cómic clásico que trató este tema bajo otra premisa podría ser El sueño del opio (Pipe-dream, 1954), del gran Bernard Krigstein.
– PREFERENCIAS DEL SISTEMA, de Ugo Bienvenu (Ponent Mon), fue ganadora del Gran Premio de la Crítica ACBD 2020 en Francia, un galardón relevante y que es bastante fiable a la hora de señalar obras notables. De hecho, podríamos decir sin riesgo que es uno de los mejores cómics distópicos de los últimos años. En este caso se nos plantea un tema nada fantasioso y que sirve para ofrecer muchas e interesantes sugerencias para la reflexión: si el almacenamiento de datos exige recursos cuantiosos, tanto materiales como energéticos, ¿llegará un momento en que haya limitaciones y nos veamos obligados a elegir qué conservar? ¿Qué pasará con, por ej., bienes culturales como películas o libros si hay que borrar datos para los usos necesarios para la vida cotidiana? ¿Qué debería salvarse ante todo de nuestra memoria cultural? ¿Quién decide qué borrar cuando escasee el espacio? El protagonista es un empleado del organismo oficial encargado de seleccionar y ejecutar los borrados que esconde una película (precisamente 2001: una odisea en el espacio, de Stanley Kubrick), saltándose al hacerlo la ley. La historia, con un aire melancólico, hermoso y más o menos pesimista, recuerda un poco la idea principal de Fahrenheit 451 (disponible en cómic y en película en Librarium y en eBiblio Extremadura) y el espléndido dibujo, realista y con un toque como de fotonovela, colabora al gran resultado final.
– THE PRIVATE EYE, de Brian K. Vaughan y Marcos Martín (ed. Gigamesh), es otra de esas obras importantes por la trascendencia de lo que plantea: el tema de la privacidad… y por el empaque del propio cómic, extenso y presentado en una gran edición. No tiene un tono tan grandilocuente, perturbador o trascendente como Preferencias… pero no por ello es menos interesante. Dentro de una historia de claro género negro y con cierto tono desenfadado se nos cuenta que, no se sabe bien por qué, internet estalló, es decir, durante 40 días TODOS los datos de TODOS los ciudadanos quedaron expuestos y al alcance de todo el mundo. De esta forma, a partir de ese momento (año 2076) todas las personas ocultan su identidad mediante máscaras, pseudónimos,… y obviamente el mundo ha cambiado mucho, hacia un aire retrofuturista y con elementos que nos sorprenden, como por ej. que la policía sea un cuerpo híbrido con la prensa. El tema del derecho al olvido aquí se ha llevado al extremo y se nos advierte sobre los peligros de nuestras vidas expuestas en la red, en las cuales… ¿no usamos ya máscaras al fin y al cabo? Y… ¿no están nuestros datos al alcance de casi cualquiera ya hoy (empresas, gobiernos…)?
– ALT-LIFE, de Joseph Falzon y Thomas Cadène (Dibbuks),nos recuerda en su argumento a Logout -mencionado anteriormente- o a películas como Ready Player One o la también mencionada The Matrix (¿o lo que nos quieren vender con nombres como Metaverso?). La diferencia es que aquí, en un futuro no demasiado lejano, la humanidad acepta con agrado, impulsada por problemas globales que no se especifican (¿la destrucción del medio ambiente, por ej.?), que la vida merece más la pena ser vivida en una sistema de realidad virtual que cumple todos tus deseos. El cómic reflexiona con momentos muy filosóficos (existencialismo) sobre cómo puede incluso hartar el disponer de todo lo que uno quiera, cómo la falta de imaginación limita tus opciones (aun cuando todo esté virtualmente a tu alcance) y, en general, sobre que quizá no haya tecnología que pueda sustituir la ausencia de un proyecto de vida ilusionante y el valor de lo conseguido con esfuerzo.
– LOS AÑOS DE INTERNET, de Damian Bradfield (fundador de WeTransfer) y David Sánchez (ed. Astiberri), es un conjunto de cuatro relatos breves que nos advierten de lo que puede pasar -¿o ya está pasando?- si los algoritmos se convierten en los amos del mundo, uniendo la pandemia y la tecnología y sin dejar las conclusiones muy claras, permitiendo que el lector interprete. ¿Quién debe estar al servicio de quién? ¿Hasta qué punto es correcto dejar cada vez más decisiones en manos de máquinas? «Salir de una tienda y que el vendedor nos siga el resto del día en nuestros quehaceres habituales para intentar cerrar la venta nos puede parecer una locura, pero es justo lo que nos sucede cuando navegamos por internet, además de ser el argumento de la primera de las cinco historias que podemos leer en Los años de Internet.» (CITA) El humor está presente y el estilo de dibujo juega con la ironía, siendo amable en su apariencia aunque lo que cuente dé casi miedo. AQUÍ se puede leer la primera historieta.
– MEMORIA, de Jean-Paul Eid y Claude Paiement (Ponent Mon), nos puede recordar un poco a historias como The Matrix (1999) o Dark City (1998), pues se trata de otro de esos relatos en los que los trasvases mentales de los personajes, entre la realidad y lo que ocurre dentro de un sistema informático, protagonizan la aventura. La inteligencia artificial, otro de los temas estrella de la ciencia-ficción, aparece aquí para sugerirnos cuestiones relacionadas con el transhumanismo y con la posibilidad de un tipo de vida circunscrita al mundo digital, no real pero sí similar a la humana. Es un cómic que está bien pero que quizá no llega al nivel de los que hemos citado anteriormente.
– NO SÉ QUIÉN ERES, de Cristina Portolano (Ponent Mon), es una historia muy diferente a las anteriores. La autora italiana cuenta aquí los encuentros de pareja que concertó a través de aplicaciones de internet, un recurso cada vez más habitual en este mundo en el que, como vemos, cada vez hay menos ámbitos de la vida humana que no estén mediatizados por la tecnología digital.
Ante este panorama, y con los escalofríos que entran al enfrentarnos al espejo que nos ponen delante estas obras, queremos ser optimistas desde el pesimismo y creer que todavía podemos hacer algo, por ello nos permitimos recomendar también estas otras interesantes lecturas (en este caso libros divulgativos, al margen de la ficción) para que despertemos y reaccionemos ante lo que se nos viene encima:
– EL ENEMIGO CONOCE EL SISTEMA de Marta Peirano (ed. Debate).
– CLICS CONTRA LA HUMANIDAD, de James Williams (Gatopardo Edic.).
– LA FÁBRICA DE CRETINOS DIGITALES, de Michel Desmurget (Edic. Península).
– DATANOMICS, de Paloma Llaneza (Deusto).
Antonio Roguera
