[Podéis escuchar el podcast de este programa AQUÍ, entre el min. 7:20 y el 25:45 del programa El sol sale por el oeste de Canal Extremadura radio.]
Hoy vamos con un tema escabroso y sin duda desagradable pero, miren ustedes por dónde, de lo más exitoso en los diversos medios que se dedican a contar historias, ya sean reales o ficticias, ya sea en el cine, la TV, la literatura, la radio… o el cómic. Y no, no vamos a hablar de algunos políticos. Tomándonos la licencia satírica, y parafraseando a Miguel Brieva en una de sus viñetas, hablaremos de asesinos en serie, no de asesinos en serio (sic.).
– A la prensa sensacionalista le gustan los crímenes que aterrorizan: From Hell, de Alan Moore y Eddie Campbell (Planeta, 584 págs., 2013, 28,50 eu.), es un clásico incontestable a estas alturas. Tomando como base la teoría del libro de Stephen Knight, Jack the Ripper: The Final Solution, es una especie de El nombre de la rosa -entre otras cosas por la apabullante cantidad de referencias culturales que contiene- y es por méritos propios una de las mejores obras de ficción sobre los hechos que relata, siendo estos como sabemos, muy discutidos aún. El blanco y negro sucio, sin tonos grises, de Campbell crea una ambientación gráfica perfecta, justo como nos imaginamos los testimonios de la época que, ahora lo sabemos, estuvieron entre los más claros fundadores de la prensa amarilla y de un modo de hacer periodismo que -lamentablemente- creó escuela y persiste hasta nuestros días. Una lectura que es un reto, nada complaciente pero con una riqueza de matices y contenidos que sirven para demostrar a quien no lo sepa aún por qué el cómic es un arte. Nada que ver en cuanto a calidad con la adaptación al cine que protagonizó Johnny Depp en el papel del
inspector Frederick G. Abberline.
– Las víctimas son las que importan, no los criminales: El asesino de Green River, de Jeff Jensen y Jonathan Case (Norma Ed., 2013, 240 págs., 20,90 eu.), tiene la particularidad del punto de vista de su guionista, hijo del detective de policía que anduvo durante nada menos que 20 años tras la pista de uno de los más prolíficos asesinos en serie de la historia de EE.UU., Gary L. Ridgway, al que se le atribuyen 48 homicidios, si bien se sospecha que podrían ser bastantes más. Oscilando entre dos épocas diferentes, la de la investigación de Tom Jensen (de 1982 a 2003) y la del momento actual en el que interrogan al sospechoso una vez capturado en busca de más pistas y víctimas, la obra nos lleva de forma impecable tras un prólogo que impresiona por su frialdad, a comprender cuántas personas ven sus vidas marcadas de una u otra forma por este horrible tipo de fenómeno; también nos muestra cómo un asesino no ha de ser siempre alguien interesante y cómo la labor policial es a menudo tediosa y menos emocionante de lo que las series de TV nos muestran. El cómic recibió el Premio Eisner en 2012. El esquema de esta historia nos puede recordar un poco al de la estupenda 1.ª temporada de la serie True Detective.
– No hay justificación para esto pero la salud mental tiene a veces mucho que ver: Mi amigo Dahmer, del también norteamericano Derf Backderf (Astiberri, 2014, 224 págs., 17,10 eu.), es otra historia con un componente (auto)biográfico. El autor, premiado humorista gráfico especializado en política, descubrió a toro pasado que uno de sus compañeros de pupitre durante la secundaria se había convertido, muy poco después de convivir con él, en el carnicero de Milwaukee, el asesino de 17 jóvenes con los que hizo algunas cosas en las que -afortunadamente- no se centra la historia. Lo que nos queda claro al leer este notable cómic es que claramente un monstruo así se hace, no nace, y que quizá si la sociedad estuviera más atenta a los problemas de salud mental y los centros educativos contaran con más medios sería, sin duda, algo que redundaría en beneficio de todos. No obstante, aunque ni en la obra de Backderf (del que ya hablamos por su estupendo cómic Basura) ni en las otras mencionadas se justifica en modo alguno el comportamiento del criminal, encontramos en esta historia una reflexión que nos podría recordar al argumento de la célebre película Joker, protagonizada por Joaquin Phoenix.
– EC Comics: la editorial que hizo historia matando gente: No podíamos evitar salirnos de la línea de las obras anteriores para decir que no hay en la historia de los cómics muchas series que generen más respeto y entusiasmo entre los aficionados y los expertos que las que salieron de la editorial EC a principios de los años 50. La calidad de los artistas, el atrevimiento y la innovación de las historias, el hecho de que se las llevara por delante la censura pusilánime e hipócrita propia de la época y su influencia para autores posteriores han convertido con justicia en un mito los trabajos de esta editorial. Entre los diversos géneros tratados (ciencia-ficción, terror, bélico…) encontramos series como Crime Suspenstories o Shock Suspenstories, cuyos contenidos adultos espantaron a una sociedad que no entendía aún que un cómic pudiese ser soporte para estas historias por entenderlo como un medio infantil y juvenil. Hablamos en su momento sobre esta editorial AQUÍ y le dedicamos también estas reseñas: VER y VER.
Otros cómics que podemos destacar dentro de este subgénero, aun siendo variados, son: