Hoy traemos un cómic para mayores y no, no es verde sino negro o, mejor dicho, negro y rojo. Hablar de obra maestra siempre resulta arriesgado, los gustos difieren entre unos y otros y parece que siempre conviene esperar un tiempo para valorar las cosas con perspectiva. Sin embargo en este caso hasta los críticos están de acuerdo…
El guionista Antonio Altarriba (1952, Premio Nacional de Cómic de 2010 por El arte de volar) y el dibujante José Antonio Godoy (Keko, 1963) publicaron a finales de 2014 el cómic que ha merecido el Gran Premio de la Crítica de Francia: Yo, asesino. Es la historia de un profesor de Historia del Arte que trabaja en la Universidad del País Vasco, Enrique Rodríguez. Un experto en su especialidad, la representación del dolor y el sufrimiento en el arte -especialmente en la pintura-, cuya implicación con sus estudios le llevan a… ejecutar asesinatos como expresión artística, sin ningún otro móvil.
Pocas veces nos encontramos ante una obra tan redonda como esta. Una obra en la que la conjunción entre el guión y el dibujo producen un tebeo antológico, repleto como pocos de sugerencias y reflexiones sobre el tema que aborda -la violencia y el asesinato-, situándolo en circunstancias concretas pero abriendo sus conclusiones a una profundidad antropológica universal. Además, resulta que su excepcional nivel intelectual está perfectamente integrado en un cómic entretenidísimo e impactante ya desde la primera página («Matar no es un crimen. Matar es un arte.», así comienza la primera página), apto para cualquier lector no necesariamente habitual de los cómics. Así que ¿el mejor cómic del año? Muy probablemente.
¿Detalles a resaltar? Muchos. Entre otros que está dibujado en un blanco y negro más que apropiado, un auténtico claroscuro salpicado de rojo en ciertos momentos clave (sangre aparte, claro; un dibujo nada preciosista pero sí muy eficaz); físicamente el protagonista está inspirado en la figura del propio guionista (que también fue profesor en el País Vasco y asistió a la violencia que allí se vivía, y se vive); y la frialdad del asesino y lo casi «convincentes» que por momentos resultan algunas de sus justificaciones para la «labor artística» que lleva a cabo.
Lo edita Norma y cuesta 20 € (PVP), en tapa dura. De los cuales, como ocurre en casi todas partes, los autores se llevarán alrededor de un 10%. Aún así las condiciones laborales son menos malas en Francia y por eso el tebeo se editó allí, para venderse luego sus derechos a una editorial española. La historia de siempre.
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