Hacía tiempo que no hablamos del mar en nuestro espacio y siendo este un programa de cómics, es decir, donde a menudo hablamos de aventuras, ya iba tocando. Hoy hablaremos, pues de aventuras, de AVENTURAS con mayúsculas. El cómic que traemos hoy es una pequeña obra maestra que homenajea sin disimulo y con respeto emotivo a todo lo que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en obras literarias como Moby Dick, en aventuras reales como la Expedición Transantártica de Shackleton y en decenas de las mejores historias que jamás hemos leído sobre el prototipo más perfecto de la aventura, tales como las de Robert L. Stevenson, Julio Verne, Emilio Salgari, Jack London, Patrick O’Brien o, si nos vamos al mundo del cómic, en Corto Maltés, por ejemplo.
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Esteban es el nombre de un joven indio de la Tierra de Fuego, al Sur de Sudamérica, hacia el año 1900. La vida es dura para él, como para todos los suyos, y al quedarse huérfano se enrola en un barco ballenero -de los últimos que quedan a vela-, junto a un capitán que conoció a su madre. La pesca de la ballena marca la vida de unos marineros que se resisten a entrar en el siglo XX. Su lucha es contra el mar, contra el hielo, contra los balleneros de vapor que usan arpones explosivos y diezman la población de ballenas; lucha que les llevará a poner en peligro sus vidas, a casi perderlas y, a la vez, a… ganarlas, pues solo es VIDA aquella que se vive luchando, codo con codo con los compañeros que en, este caso, son lo más parecido a una familia que tienen los protagonistas.
El autor francés Mathieu Bonhomme (1973) nos presenta aquí su primera obra como autor completo (hasta ahora había dibujado los guiones de otros, como en Texas Cowboys, con Lewis Trondheim o en El márqués de Anaón, con Fabien Vehlmann) y demuestra que ha aprendido, y mucho, sobre cómo contar una historia, con el difícil reto añadido de hacer atractivo y nuevo algo que ya hemos escuchado muchas veces. Como hemos dicho, en Esteban hay obvias referencias a situaciones y personajes que conocemos, tanto por la historia como por la literatura. El capitán del Leviatán nos recuerda al capitán Ahab, Esteban -el protagonista principal- es ese personaje joven que crece física y espiritualmente en el transcurso de la historia (como el Jim Hawkins de La isla del tesoro), sus problemas en el hielo polar nos hacen pensar en la increíble aventura de Ernest Shackleton y, tratándose de un cómic, recordamos por momentos al Corto Maltés de Hugo Pratt (incluso en el apartado gráfico). Aparte de ejemplos como este hay multitud de pequeños detalles y situaciones que harán sonreir con agrado al lector aficionado a los clásicos de aventuras, pues reconocerá en ellas muchos homenajes a dichas grandes obras. Cinematográficamente se nos viene a la cabeza la magnifíca Master and Commander de Peter Weir (2003), así como tantas otras películas clásicas con el mar como telón de fondo de las mayores aventuras. [Hoy, ante un mundo ya explorado y agotado, miramos al espacio en busca de este tipo de aventuras]. Si a alguien le resulta aburrido este cómic… ¡que se lo haga mirar por un especialista!
Bonhomme realiza un dibujo perfectamente apropiado para la ocasión y espléndido. Transmite perfectamente los matices que nos hacen comprender detalles fundamentales como la dureza del clima, la espectacularidad de las escenas de acción (como las de la caza de la ballena con botes y arpón en mano) y los sentimientos de los protagonistas. El nivel de detalle en armas, barcos, ropas, etc. es excelente y los rostros, sin ser al 100% realistas (se quiere que esto se vea como lo que es, un cómic) está muy por encima de la línea clara clásica en expresividad y en detalles como, por ejemplo, la perfección al destacar las diferencias étnicas entre los personajes.
Norma presenta en 2 tomos a color y tapa dura la edición integral del primer ciclo de aventuras de Esteban (recopila los 2 primeros álbumes en el 1º -20 €- y los 3 siguientes en el 2º -24,50€-).