EXTREBEO

114 exTreBeO micropodcast: La guerra de las trincheras

El tema que os presentamos esta semana es el cómic La guerra de las trincheras. 1914-1918 (1993), del autor francés Jacques Tardi (Valence, 1946). En plena conmemoración del centenario de La Gran Guerra, parece oportuno recordar este cómic, que alcanzó su 3ª edición en España en 2014 y que está considerado de forma unánime como la «biblia» del cómic sobre la Primera Guerra Mundial, es decir, la obra de referencia dentro del Noveno Arte sobre este brutal período histórico (eclipsado en gran medida por la Segunda Guerra Mundial). A esto hay que añadir que, de forma general, es uno de los alegatos antibelicistas más brutales y sinceros que pueda uno ver o leer (da igual en qué formato) y sin duda uno de los mejores tebeos sobre la guerra, más allá de esta concreta de 1914. La referencia a Senderos de gloria (1957) es inmediata, pero hay que decir que la película de Kubrick es, sin duda, mucho más moderada y hasta «light» al lado de las viñetas de Tardi y parece más lógico recordar por su mensaje a Johnny cogió su fusil (Dalton Trumbo, 1971). “No me intereso más que del hombre y su sufrimiento. Mi indignación es grande”, dice Tardi.

La editorial Norma es quien ha publicado en España la mayor parte de las obras del autor francés. En La guerra… Tardi presenta una obra en blanco y negro, en páginas de 3 viñetas panorámicas casi siempre, compuesta por historias cortas de distintos protagonistas. En ella que trata de reflejar con la mayor fidelidad histórica -¡y vaya si lo consigue!- la vida cotidiana en las trincheras del Frente Occidental durante «la guerra que iba a acabar con todas la guerras»: desde las penurias que pasaban los soldados por la falta de higiene y medios sanitarios a la crueldad de las situaciones que causaban las heridas y las muertes, pasando por la incompetencia de los mandos y el alto número de ejecutados por supuestas traiciones y actos de presunta cobardía que desembocaban en fusilamientos exentos de garantías jurídicas. Fue una guerra que cogió a todo el mundo por sorpresa, a la potencia de las armas modernas se opusieron formas arcaicas de hacer la guerra (como cargar a cuerpo descubierto contra enemigos parapetados y con ametralladoras) y la crueldad para con los soldados del frente fue extrema.

» …No se trata de plasmar la historia de la primera guerra mundial en un comic, si no de una sucesión de situaciones no cronológicas vividas por hombres manipulados e involucrados, visiblemente descontentos de encontrarse donde estaban y con la única esperanza de vivir una hora más, deseosos sobre todo de volver a sus casas… ¡ En una palabra que la guerra terminara ! no hay » héroes » ni » personaje principal » en esta lamentable aventura colectiva que es la guerra. Solamente hay un enorme y anónimo grito de agonía… «. (J. Tardi) (CITA)

En este cómic se narran hechos como las largas agonías de muchos soldados en la denominada «tierra de nadie», las represalias del ejército contra sus propios soldados cuando su comportamento no era el esperado (tales como dispararles para hacerles avanzar, con lo que se veían a veces dentro de un fuego cruzado), las mutilaciones y heridas (secuelas de la guerra) acompañadas de avances médicos que consiguieron hacer regresar a casa a soldados desfigurados y con secuelas que les llevarían finalmente a muchos a la tumba, a veces por suicidio (el abuelo de Tardi, a quien dedica éste su obra, murió décadas después por afecciones debidas a la inhalación de gases), los muertos que aún hubo en las horas posteriores a firmar el armisticio para «gloria» de los altos mandos en ataques absurdos, etc.

«En las alambradas queda el cuerpo del soldado Huet, que se suicida al no soportar más la visión de la madre aferrada a sus hijos, a la que tuvo que disparar a bulto, por servir de parapeto a los alemanes.»
(CITA)

En Puta guerra (2014), otra obra del mismo autor, pero esta en color, complementaria de La guerra de las trincheras (salió también una edición especial con DVD: (VER), encontramos a Tardi trabajando con la colaboración del documentalista Jean-Pierre Verney. El celo puesto en reflejar hasta los más pequeños detalles de lo sucedido les ha llevado a ser consultados por los más prestigiosos historiadores, que se descubren ante el conocimiento atesorado sobre esta época por los autores. Un ejemplo: «Muy poca gente sabe que en el equipo que se entregaba a los uniformados franceses al principio de la guerra no había calcetines. No es difícil imaginar lo que unas botas de cuero duro nuevas hacían con sus pies en pleno verano. No entraron en el uniforme reglamentario hasta 1915. Es criminal», explicaba Tardi

El mundo en que vivimos es el resultado de la Segunda Guerra Mundial, pero es que ésta fue una consecuencia, una continuación de la Primera. Hay que conocer, pues, qué ocurrió hace 100 años para comprender el mundo actual.

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