El tema que proponemos para el espacio sobre cómic de hoy es el de una de las obras más destacadas del cómic español del año pasado: Las meninas, de Javier Olivares (dibujante) y Santiago García (guionista). Efectivamente, esta obra se llevó el año pasado varios premios importantes (como el Premio a la mejor obra española del Salón del Cómic de Barcelona) y figura por derecho propio en todas las listas de los mejores cómics de 2014 (siempre en los primeros puestos).
Los autores nos proponen en Las meninas una entretenida y a la vez profunda reflexión sobre lo que es el arte y el lugar que ocupa en nuestra sociedad (especialmente en la española, con su identidad e historia particulares) tomando como referencia la vida y la obra del genial Diego Velázquez. Con la excusa argumental de la investigación que se sigue para decidir si Velázquez es digno de ser caballero de la Orden de Santiago, se escogen momentos clave de su vida y se toman como referencia los dos objetivos -casi antagónicos- que buscó el pintor, la perfección de su arte y su reconocimiento social (la pintura era un oficio y como tal -un trabajo- se consideraba impropio de alguien que ansiaba entrar a formar parte de la nobleza).
Con una narrativa y estética modernas nos encontramos casi ante un manual de las posibilidades y recursos del cómic para ser, a la vez, documento histórico y mensaje de plena actualidad (más allá incluso de la historia pasada de España). Se nos van mostrando los acontecimientos relevantes que, desde su etapa de formación en Sevilla, conducirán a Velázquez a la realización de esa obra maestra en la Corte, tan extraña como moderna, que es el cuadro de Las meninas (una pintura que no es sino la visión de un cuadro desde el punto de vista de quien posa como modelo; Felipe IV en este caso).
El dibujo del tebeo se adapta al mensaje en cada momento. Cambia para facilitar al lector la lectura cuando, por ej., la acción nos muestra a los pintores que en otras épocas han recibido la influencia de Las meninas y se han enfrentado al misterio de esta obra (aparecen Dalí, Foucault, Picasso,…entre otros), o cuando narra la muerte de El españoleto usando el claroscuro tenebrista característico de su obra. El guión por su parte deja muchas puertas abiertas a que el lector pueda interpretar las sugerencias que se hacen por sí mismo y consigue un difícil equilibrio entre entretenimiento y profundidad.
Finalmente, el cómic nos muestra -no sin cierto pesimismo o resignación- que el arte siempre será en gran medida incomprendido (especialmente en el momento en que se produce) y que en nuestro país la intelectualidad y la excelencia artística es del todo ajena a la clase política, preocupada por el reconocimiento social (las apariencias) y el poder económico, sustentada siempre por un pueblo que atesora el talento y el esfuerzo del que carecen los poderosos de nuestra historia. Hay referencias veladas al 9º Arte en sí en estas ideas.
Sin duda, un verdadero disfrute la lectura de este cómic tan entretenido, tanto para los aficionados a los temas tratados como para aquellos que quieran comprobar por sí mismos las enormes posibilidades de este medio (para transmitir conocimientos y para suscitar la reflexión en el lector). Lo podemos encontrar por 18 € en la editorial Astiberri.